Capítulo 1
Hace
frío. Muchísimo frío. Me he quitado los guantes y sigo teniendo
las manos heladas. Rojitas. Como mi cara, que también está roja. Y
no me gusta. Es lo malo de ser tan blanca y de tener la piel tan
sensible, que cuando hace frío me pongo colorada y cuando hace
calor, también. Es un verdadero rollo. Pero aunque me fastidie y se
metan conmigo llamándome melocotón, tomatita o cosas por el estilo,
a mis catorce años, empiezo a estar acostumbrada. Resignada, más
bien. ¡Abuela, ¿por qué tuviste que ser sueca?! Por lo menos tengo
los ojos azules y eso me encanta. Algo bueno tenía que tener ser
nieta de una nórdica.
¿Nieva?
No, parece que ahora no nieva. Aunque el suelo de la calle sí que
continúa cubierto de escarcha. Camino de casa, delante de mí iba
una señora teñida de rubio que ha patinado y casi se mata. Menos
mal que yo he llegado sana y salva. Si me hubiese caído de culo,
habría pasado una vergüenza enorme. Porque, a diferencia de otros
días, no he venido hasta mi casa sola. Me ha acompañado Justin.
¿Quién es Justin? Uno nuevo. Sí, es muy extraño que a estas
alturas de curso entre un chico nuevo en el instituto. Estamos casi
terminando el primer trimestre y no es habitual. Pero por lo visto su
padre tiene una profesión de ésas en la que lo cambian
constantemente de ciudad. Pues da la casualidad de que se han mudado
a vivir a la casa que está al lado de la mía. Una muy grande que
llevaba unos meses sin habitar. Pero es que encima, Justin va a mi
clase y se ha sentado justo en la mesa de delante. ¡Cuántas
coincidencias!
Todavía
no me ha dado tiempo a conocerlo mucho, pero la primera impresión
que tengo es que es un tipo bastante loco, que no para de hacer
locuras. Alice, dice que es muy guapo y muy interesante. Y
misterioso. Que es tremendamente igual al chico este que está
triunfando en youtube. Ha sido verlo y ya se ha pillado por él. Ella
es muy enamoradiza, aunque se cansa pronto de los chicos. A éste,
nada más verlo, dijo que era para ella. Y me advirtió, además,
pero en tono de broma: «Cashey, es mío. ¿Okey?». Yo me encogí de
hombros y le dije que sí, sin problemas. A mí no me atrae.
Físicamente, no está nada mal. Es alto, tiene los ojos grandes y
marrones caramelo, y un pelo castaño dorado. Y viste muy bien.
Cuando mi amiga le ha dicho que era mi vecino y que podíamos volver
caminando los tres juntos, se ha puesto casi tan rojo como yo.
Parecíamos el dos de corazones. Aunque luego ha sonreído y ha
aceptado. ¡Qué dientes más blancos y perfectos! A Alice le han
hecho los ojos chiribitas. Esta chica no cambiará nunca. Tío guapo
que ve, tío guapo del que se enamora. Eso, desde los cinco años que
fue cuando nos conocimos. Todo comenzó con Michael Rox, el niño
guapetón de la clase. Iba todo el día detrás de él. ¿Qué no es
posible enamorarse con cinco años? Pues para ella fue posible.
Tanto, que las primeras palabras que Alice me dijo en su vida fueron
«Quita, niña tonta, éste es mi novio». Y todo porque Michael se
sentó a mi lado y me pidió la plastilina. Imposible de creer, pero
sucedió. Siempre se lo recuerdo cuando hablamos de chicos y ella lo
niega, aunque luego termina reconociendo que es una gran celosa. Pero
una celosa sin mala intención, no como otras. Alicia se cuela por
alguien y pone sus cinco sentidos en él, hasta que se aburre y lo
deja. Es todo lo contrario a mí. Yo necesito tiempo, hacer las cosas
más despacio y que no solo me entre por los ojos.
Pero
si a Alicia le ha caído bien el chico nuevo, todo lo contrario le ha
pasado a Chaz. Desde el primer momento ha estado fastidiándole con
sus amigos. Incluso en el recreo le ha dado un balonazo tremendo a
propósito. Me ha dolido hasta a mí. Sin embargo, Justin apenas se
ha inmutado. Ha sonreído, ha dado un par de toques para darles una
lección y les ha devuelto de un patadón la pelota. Yo no me he
podido callar y he ido hasta Chaz:
-Oye,
¿Tú de que vas? Eso no es manera de tratar a un chico nuevo.
-Precisamente
porque es un novato me meto con él.
-Eres
un idiota
-Perdona,
fue sin querer- y se da la vuelta riéndose. Mentira. Yo sé que lo
ha hecho queriendo, pero tampoco me apetecía discutir más con él.
Desde
que rompimos, está inaguantable. No lo reconozco. Lo pasé muy mal
cuando lo dejamos y tampoco era plan recordar ciertas cosas. Si el
primer amor es increíble, el primer desamor es lo peor que te puede
pasar. ¡Cómo duele! Tengo grabadas en mi cabeza todas las palabras
que pronunció el día que acabamos con lo nuestro. No se me borran
de la mente las frases que utilizó para decirme que no quería
seguir conmigo. Ni las lágrimas que solté cuando se marchó de mi
habitación. Fue terrible y muy duro. Se te crea una especie de
presión en el pecho insoportable y estás todo el tiempo como en una
nube y con muchísimas ganas de llorar. Estuve tres días sin comer y
escuchando música a todas horas. Canciones tristes y melancólicas.
Ahora, cada vez que las escucho se me ponen los ojos rojos y me
invade una angustia por dentro difícil de aguantar. Pero en
esas canciones siento que la persona que las canta está viviendo lo
mismo que yo.
el principio es de otro libro
ResponderEliminarsi, el principio esta basado en un libro, pero es que no tenia muy claro como empezar, pero le he dado ciertos toques por mi misma
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